sábado, 20 de julio de 2013

Estupidez

Nunca me cansaré de hablar de la estupidez humana. Y es que es algo que todos conocemos, pues todos la poseemos. Y es que es algo que, a medida que crecemos, va aumentando. Nos hacemos más imbéciles a medida que pasan los días y aún no conozco el remedio para evitarlo. En cambio, conozco mil y un formas de volverte más idiota. Se llaman sentimientos. Y es que si existe medio más rápido para convertirnos en seres totalmente irracionales y carentes de sentido común, eso son los sentimientos. El perder la cabeza por alguien no es algo que ninguno desconozca, a todos nos ha pasado. Volverse idiota hasta la imprudencia no es nuevo para nadie. De una forma u otra es algo que todo el mundo ha vivido en algún momento. Pero ¿existe estupidez mayor que perder la cabeza por alguien que sabemos que nunca será para nosotros? Indudablemente, no. Y ese es el problema. Nos volvemos tan ciegamente idiotas que no vemos que ese sueño de conseguir a esa persona deseada no ocurrirá nunca. Pero nosotros, felices en nuestra mentira, vivimos con nuestro amor totalmente platónico el tiempo suficiente como para que, el día que nos de por despertar, el golpe sea tan fuerte como para que se nos meta en la cabeza que es mejor dejar de intentarlo. Y dejamos de intentarlo. Aunque en el fondo no queramos dejar de luchar por ese caso perdido, dejamos de hacerlo. Porque en ese momento de lucidez que nos dio vimos que no nos iba a hacer bien. Y lo dejamos pasar. A nuestro ritmo, pero lo hacemos. Pero se dice que el ser humano es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra. Y es así, porque no aprendemos. Volvemos a poner nuestros ojos en quien no debemos. Y volvemos a caer. Una y otra vez. Hasta que. finalmente, llega alguien que si que parece estar al mismo nivel de estupidez que nosotros. Pero bueno, eso es un tema del que esta estúpida no puede hablar.

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