viernes, 19 de julio de 2013

Incoherencias.

Cambios. La vida es un continuo cambio. Y una continua adpatación a estos cambios. O te adaptas o desapareces. Los seres vivos estamos diseñados para adaptarnos a los cambios. Para sobrevivir a un mundo cambiante, perecedero. Y los seres humanos no somos distintos. La raza humana, la raza que es considerada superior, vive su vida en un continuo cambio, tanto natural como artificial. Tanto de lo que les rodea como de lo que están formados. Tanto personal como con el resto. CAMBIOS. En eso se resume todo. Algunos cambios tan simples como el tiempo o los gustos musicales. Algunos mas importantes como la vivienda o el trabajo. Y algunos tan duros como perder las costumbres a las que nos habiamos agarrado. Y es que aunque somos seres capaces de adaptarnos a un cambio continuo, preferimos no hacerlo. Porque también somos seres de costumbres. Y es más cómodo vivir con lo conocido, con lo ya cercano. Pero ahi está el problema. Todo cambia siempre, queramos o no. Y ese ha sido el problema. Todo ha cambiado.
Si algo he aprendido después de tantos cambios es que, aunque la vida sean simples coincidencias, todo acaba pasando por algo. Aprendí que las personas van llegando a tu vida cuando deben llegar. Por algo, siempre por algo. Aprendí que, por mucho que nos empeñemos, si algo no es para nosotros, no lo será aunque luchemos con uñas y dientes por ello. Aprendí que no siempre se puede conseguir todo aquello con lo que soñamos. Que no siempre todo puede ser bueno. Porque a veces ni con toda la positividad del mundo consigues ver el lado bueno de ciertas cosas. Porque, por mucho de que no sea para nosotros, no consigo ver qué puede tener de bueno que nos arranquen aquello con lo que soñábamos. Pero, aunque no lo veamos justo, ocurre. Y se va. Y desaparece. Y todo cambia y tú tienes que adaptarte de nuevo. Pero sabes que nada será igual. Por eso hoy echo de menos. Echo de menos muchas cosas. Esas pequeñas tonterías que hoy ya no están. Aunque sé que no debería. Que debería dejar pasar. Pero las echo de menos. Porque así de estúpidas somos las personas. Somos tan estúpidamente masocas que queremos aquello que nos hace sufrir. Que luchamos por lo que no vale la pena. Por lo que sabemos que no va a ocurrir nunca. Porque somos estúpidas y echamos de menos lo que no volverá, o lo que nunca estuvo. Porque lloramos por lo perdido, por lo nunca ganado. Y así será siempre. 
Somos la raza superior. La raza que posee la capacidad de adaptarse a los cambios. La capacidad de aprender de nuestros errores. Pero preferimos no hacerlo. Somos estúpidos. Y siempre lo seremos. Siempre querremos lo que no tenemos, echaremos de menos lo que perdemos y despreciaremos lo que poseemos. Siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario